miércoles, 26 de agosto de 2511

Todo estaba siendo bastante normal, el 18 de Abril llegamos a la zona de la órbita de Plutón, a partír de ahí comenzamos a alejarnos del Sistema Solar. Nos alejamos durante tres días, a no se que velocidad, pero ya debíamos estar bastante lejos porque la nave nunca paraba de acelerar. El caso es que mi amigo Chejov dio permiso para poner en marcha los motores de salto, y el capitán no se hizo de rogar. Nos introdujimos en las cápsulas de hibernación, se tratan de pequeños módulos cuya función es dejar nuestros sistemas vitales en funcionando al mínimo, para que el impacto del salto sobre nuestros cuerpos sea nulo, o lo menor posible. El tiempo que debíamos estar ahí metidos no debía ser más de cinco minutos, realizándose el salto de forma automática a los dos minutos y medio de haber entrado.

Acabamos de despertar y el ordenador de la nave dice que han pasado cerca de cinco meses, pero no podemos estar seguros de que no sea un error de la computadora debido al salto. Lo cierto es que no nos encontramos donde estábamos antes del salto, pero tampoco estamos donde se supone que debíamos estar, cerca de la colonia de Alfa Centauri, de la que tampoco sabemos demasiado ya que los colonos se fueron hace doscientos años y lo único que sabemos de ellos es que consiguieron establecerse de algún modo. La nave estaba parada cuando nos despertamos, cosa que tampoco es normal ya que en el salto no se pierde inercia, por lo que debería moverse a la misma velocidad a la que iba antes de saltar, si es que hemos saltado realmente.

Aún estoy algo desorientado, reconozco mi despacho, reconozco mis cosas. Pero a la vez siento como si no fuesen mías, es una sensación muy extraña. Al sentarme en mi silla siento que es la silla de otro, al teclear en mi ordenador siento que es el ordenador de otro, incluso al leer las entradas pasadas, me parece estar leyendo a otra persona, a pesar de recordar perfectamente haber escrito estas entradas. Esto me recuerda que tengo que evaluar el estado del resto de la tripulación.

martes, 14 de abril de 2511


Seguimos acelerando, si obtener una velocidad sublumínica fuera algo instantáneo habríamos abandonado el sistema solar en cuestión de horas, pero alcanzar esas velocidades en un proceso lento, muy lento. Además hemos tenido que salir varias horas del plano de la Eclíptica para atravesar en cinturón de asteroides, maniobra mientras la cual hemos tenido que dejar de acelerar. El viaje está siendo mucho más aburrido de lo que me esperaba. No pasa nada emocionante. Acabé de leer los expedientes, nada fuera de lo normal. Todos los miembros parecen bastante equilibrados, en un principio no hay peligro de que nadie vaya a volverse loco, pero nunca se sabe, somos la primera nave con tripulación humana que va a realizar un salto y las consecuencias pueden ser imprevisibles, después de saltar comenzará mi trabajo.

Me aburría en mi habitación, así que salí a dar un paseo por la nave.  En la sala de motores encontré Chejov, el encargado de comprobar los motores de salto, siempre me he llevado bien con la gente brillante y él no es una excepción. De origen Ruso, unos treinta años, pelo platino y expresión ausente (aunque cuando empieza a hablar sobre física es imposible pararlo). Leí su expediente hace poco. Hijo de científicos de la Compañía, huérfano desde los cinco años. Se crió en una casa de acogida asignada a los hijos de empleados fallecidos en servicio. Mostró una gran inteligencia desde muy niño, pero nunca destacó en los test emocionales. Trabaja para  la compañía desde que se graduó en ingeniería cuántica en la Fundan University de Shangai (estrechamente relacionada con la Compañía), trabajó con el profesor Gottfried Hertz en el desarrollo de los motores de salto, e insistió en viajar en la Selene a pesar de que las probabilidades de existo fueran tan bajas, pura vocación, ojalá yo pudiera decir lo mismo. Al llegar a la sala de motores lo vi ausente, como de costumbre, con la mirada perdida en los motores. Le ofrecí ir a mi despacho para probar mi contrabando marciano, como privilegio de psicólogo a bordo mi despacho es la única sala en la que se puede fumar en la nave, pero amablemente lo rechazó. Después de romper el hielo de una forma tan inadecuada comencé a conversar con él,  disimuladamente llevé la conversación por donde me interesaba para comprobar si todo lo que había leído en su expediente era correcto, por supuesto, él ni se enteró del interrogatorio al estaba siendo sometiendo. Todo parecía correcto hasta que le pregunté sobre sus padres. Supongo será un tema que no quiera compartir con alguien que acaba de conocer, bueno, tenemos tiempo para hacernos íntimos. Al terminar mi "interrogatorio" empezamos a hablar sobre física. No soy ningún experto y nunca destaqué en matemáticas, pero la parte más teórica y práctica siempre me pareció algo muy interesante. Le pregunté sobre los motores, y sobre el gran misterio del salto. Me soltó una larga charla matematicofisicoteorica de tres horas, no sé si me ha quedado claro, es tan complejo, tan largo de explicar y mis conocimientos son tan básicos que incluso me parece sacado de una obra de ciencia ficción...

     Empiezo a perder visión lateral, en breves vendrá el dolor de cabeza, malditas migrañas. Me voy a la cama.

lunes, 13 de abril de 2511

Llegamos a la estación de Deimos  para cargar provisiones procedentes de la colonia marciana. Deimos, uno de los dos satélites de Marte, tiene forma irregular, un diámetro de unos doce kilómetros y a parte de la estación su superficie gris está totalmente desierta. Se piensa que es un asteriode capturado por la gravedad de Marte. Al llegar ni siquiera he salido de mi despacho, creo que estaba un poco colocado. Desde la ventana he visto la enorme bola roja, el dios de la guerra. Era algo así como si mirásemos la Luna llena en una noche de verano, solo que unas mil veces más grande y mucho más brillante, la verdad que me he quedado embobado un buen rato. Se podían ver infinitos puntos verdes en la gran esfera roja. La colonización de Marte comenzó varios siglos atrás, ahora es el principal productor agrícola del sistema solar, sobre todo de nuestra super poblada madre Tierra. Supongo que esas manchas serán las miles de cúpulas dedicadas al cultivo.


Curiosamente esto me recordó al marido de mi hermana, que trabaja en Deimos, le llamé la semana pasada para contarle sobre mi nuevo trabajo de psicólogo a bordo de la expedición de la Selene, de paso le comenté que me tenía que pasar la cajita con "productos marcianos" de primera calidad que llevaba tanto tiempo esperando. No he tenido ningún problema con este pequeño contrabando, la estación de Deimos pertenece a la compañía, y los miembros de la tripulación de la Selene tenemos pase de alto rango a cualquier zona. He hablado un rato con mi cuñado, que si mis sobrinos tal, que si mi hermana cual, en fin, una conversación familiar que no me importaba una mierda, he cogido la cajita y he vuelto a Selene como alma que lleva el diablo.

Mientras escribo he oído por megafonía la voz del capitán diciendo que vamos a partir. Voy a poner un poco de música clásica, creo que el recopilatorio de rock del siglo XX, voy a buscar la pipa de fumar para probar mi pequeño contrabando y seguiré ojeando los expedientes de la tripulación.


domingo, 12 de abril de 2511

Despegamos a las 14:15 como estaba previsto. Al final no llegué muy tarde para el "pase de prensa", ni siquiera llegué el último. Al parecer muchos de la tripulación anoche estuvieron de fiesta y han llegado con cara de haber dormido muy poco. Al poco rato de partir pude oír los gritos del teniente, dándoles una reprimenda.

Por ahora todo va bien pero estoy nervioso por el salto, he hablado con el encargado de los motores y me ha dicho que me tranquilice, que de todas formas aún no estamos preparados para saltar ya que debemos alejarnos bastante del sol, cosa que llevará un par de días. Tiene razón, tengo que dejar de preocuparme por cosas que escapan a mi control. Voy a ordenar mi despacho un poco, y luego a leer los expedientes psicológicos de la tripulación, menudo coñazo. Si hubiera sido yo el encargado de realizar la selección no tendría que ponerme a leer esto ahora, pero con el poco tiempo con el que me avisaron debido al accidente que tuvo mi predecesor, no me queda otra. Pero bueno, para esto me pagan. Voy a tomarme un relajante y a trabajar un rato.
Malditas pastillas. ¡Me he quedado dormido!
Es bastante tarde, pero no puedo dormir. Mañana es un día muy importante, no tanto como las posibilidades de éxito sean de un 41,21% según los cálculos del ordenador central de ingeniería, no quiero pensar que puede pasar si algo falla, si no porque podemos hacer historia. La  GTS Selene (Galactic Travel Ship) parte mañana de la base lunar de la compañía conmigo a bordo, esta es el primer prototipo de la primera generación de naves equipadas con motores experimentales de salto, que permitirán una "rápida" exploración de nuestra galaxia, ya que con los motores sublumínicos que se han estado usando hasta ahora, llegar a otros sistemas suele ser cuestión de años. No debería estar tan nervioso, ya que mi función en la misión no tiene nada de técnica, mi papel de mañana consistirá en sonrreir y no parecer muy nervioso, pero aún así no consigo relajarme. Creo que voy a tomarme una pastilla para dormir.